Juan Antonio Teso Téllez subió a Internet este trabajo sobre Eduardo Hernández-Pacheco y Alcuéscar (Cáceres), titulado "Hernández Pacheco y sus primeros estudios sobre Alcuéscar", que merece ser más conocido. Transcribimos el texto, que puede verse en original pinchando aquí.
HERNÁNDEZ PACHECO Y SUS PRIMEROS ESTUDIOS SOBRE ALCUÉSCAR.
1 - PRESENTACIÓN:
El objetivo de las líneas que siguen es dar a conocer un poco más, en el ámbito de nuestra comunidad educativa, a este extremeño ilustre, alcuesqueño de pura cepa, coloso de la investigación y la cultura, del cual se han escrito muchas obras con abundante documentación.
Al mismo tiempo, nos vamos a acercar a un par de trabajos suyos, que tienen relación con Alcuéscar y su entorno -desde el punto de vista de la geografía y la investigación de las ciencias naturales- , por lo que no se va a hacer referencia a la novela “la Brigadiera” ni al artículo “Alcuéscar en la sorpresa de Arroyomolinos de Montánchez” (sobre la guerra de la Independencia), por estar ya tratados en los estudios respectivos de los profesores D. José Romero Pavón y D. Ignacio Pavón Soldevilla, en esta misma Revista.
Hay que tener en cuenta que a lo largo de su dilatada vida, Hernández Pacheco realizó del orden de 200 publicaciones y trabajos y ocupó 45 cargos públicos (institucionales, académicos, docentes y científicos) y también dejó gran número de seguidores y discípulos. Este gran hombre destacó por su continua inquietud científica, su visión global de la ciencia (al integrar en sus estudios la geología, la biogeografía, y los estudios paisajísticos, paleontológicos y antropológicos), por lo que es considerado iniciador de esta disciplina y padre de la geología moderna en España y también pionero de la ecología.
Fue nombrado hijo adoptivo de Alcuéscar en abril de 1922; en 1931 se le concedió la Medalla de Oro al Mérito Provincial, por la Diputación Provincial de Cáceres, a lo que respondió con un precioso discurso de gratitud titulado “Extremadura y los extremeños”.
“... Por cacereño me tengo y por extremeño me tienen todos, pues aunque no nací en Extremadura, en Alcuéscar me crié, de allí tengo los primeros recuerdos de la infancia, allí permanecí largos años con mis padres, de viejo abolengo alcuesqueño (…) En el ambiente de la tierra cacereña se formó mi espíritu, a la provincia de Cáceres se refieren mis primeros trabajos geológicos; en ella conservo afectos, familia y amistades entrañables y en ella están mi casa solariega y mi patrimonio familiar, y nunca paso un año sin vivir más o menos tiempo en el ambiente de paz de la inmortal Extremadura (…)”
* Este párrafo está extraído de la carta dirigida al presidente de la Diputación de Cáceres, 12 de junio de 1930, conservada en el Archivo y Biblioteca de la Diputación de Cáceres (citado en el libro del profesor Julio Lozano, pág. 12).
2 - BREVE SEMBLANZA DE SU VIDA.
Eduardo Hernández Pacheco nace en Madrid (1872), pero infancia y primera juventud las vive en Alcuéscar (Cáceres), lugar originario de su familia. En Alcuéscar se inicia en la escuela y en Badajoz estudia el Bachillerato. Su interés creciente por la naturaleza le lleva a Madrid a estudiar la carrera de Ciencias Naturales (y no sigue la carrera militar, como su padre y su abuelo) donde consigue el Premio Extraordinario de Licenciatura. En 1896 obtiene el título de doctor con su tesis: Estudio Geológico de la Sierra de Montánchez. Desde este momento, se inicia su imparable andadura por la docencia, la investigación, los cargos públicos y la gestión medioambiental. Citamos algunos datos por orden cronológico:
- 1896: comienza su etapa docente como profesor del Instituto de Segunda Enseñanza de Cáceres.
- 1899: Catedrático de Historia Natural del Instituto de Segunda Enseñanza de Córdoba.
- 1907: Profesor Adjunto en la Universidad de Madrid y se le pide trabajar en el Museo de Ciencias Naturales.
- 1910: Catedrático de Geología de la Universidad Central de Madrid y a la vez, Jefe de Geología y Paleontología Estratigráfica del Museo de Ciencias Naturales.
- 1916: tras la promulgación de la Ley de Parques Nacionales, se crea la Junta Central de Parques Nacionales y es nombrado Vocal en representación de la Universidad Central.
*(Hernández Pacheco participa activamente en la protección de las primeras reservas naturales en España revitalizando y ampliando la acción conservacionista gracias al establecimiento de dos nuevas figuras de protección: Sitio Natural de Interés Nacional y Monumento Natural de Interés Nacional. Hasta 1936 se crean catorce Sitios y un Monumento, repartidos por todo el territorio).
- 1920: Académico Correspondiente de la Real Academia de Ciencias y Artes de Barcelona.
- 1928: Presidente de la Sociedad Española de Antropología, Etnografía y Prehistoria.
- 1934: nombrado Jefe de la Expedición Científica a Ifni, territorio africano recién ocupado por España. Realizó un recorrido exhaustivo por esas tierras, publicando sus resultados en la Real Sociedad Geográfica de Madrid.
- Tras la Guerra Civil, Hernández Pacheco sigue ocupando sus puestos de Director del Museo de Ciencias Naturales y de Catedrático en la Universidad.
- 1940: Vicepresidente de la Real Sociedad Geográfica.
- 1940: Presidente de Honor de la Real Sociedad Española de Historia Natural.
- 1940: llevado por su gran curiosidad científica hacia el continente africano, se embarca en una dura expedición al Sahara, a sus 68 años de edad.
- 1949: Miembro correspondiente de la “Hispanic Society of America”. Ese mismo año Presidente de la Asamblea de Estudios Extremeños.
- 1952: nombrado Doctor Honoris Causa por la Universidad de Toulouse (Francia) y antes de jubilarse, aún tendrá tiempo de realizar algunas contribuciones y sobre todo, de elaborar amplias obras de recopilación y síntesis.
- 1960: jubilado de su tarea docente y científica, se retira a su casa de Alcuéscar, donde muere en 1965, a la edad de 93 años. Sus restos mortales descansan en el cementerio de Alcuéscar, junto a los de su esposa María de la Cuesta.
3 – ALCUÉSCAR: MONTAÑAS Y FÓSILES. DOS ESTUDIOS DE HERNÁNDEZ PACHECO.
Los dos estudios de obras de Hernández Pacheco que siguen a continuación, tienen la frescura de la novedad en ese momento, 1902 y 1908 respectivamente, y el afecto del investigador por la tierra que estudia, cuna de sus orígenes. No ha de extrañarnos el estilo de escribir o de describir del autor, porque era el modo al uso de la generación del 98 en su vertiente científica, de la cual Eduardo Hernández Pacheco fue un preclaro representante.
3.1. APUNTES DE GEOLOGÍA EXTREMEÑA. LAS MONTAÑAS SILÚRICAS.
En la Revista de Extremadura, Tomo IV, Cuaderno IV, de abril 1902, págs. 141 a 149 (Archivo-Biblioteca de la Diputación Provincial de Cáceres), Eduardo Hernández Pacheco tiene un interesante estudio titulado "Las montañas silúricas", dentro de la sección “Apuntes de Geología Extremeña”.
Entre otros contenidos, aborda una la distribución actual del terreno silúrico (el silúrico sería la tercera etapa del paleozoico en la escala geológica de tiempos; cubriría un intervalo de 35 millones de años, desde hace unos 430 millones de años hasta hace unos 395 millones de años, aproximadamente) en la zona central cacereña y de la zona interprovincial de la Sierra de San Pedro. Estudia también las crestas montañosas, las pedrizas y los principales fósiles silúricos extremeños, sin olvidar los minerales de las citadas montañas.
* Van citados entre comillas párrafos antológicos que tienen que ver con Alcuéscar y su entorno.
Tras una introducción breve donde explica la lenta retirada del mar silúrico, va concretando los materiales de sedimentación silúricos que siguieron a los cámbricos, y con el paso del tiempo se convierten en los materiales que forman las Sierras de Altamira, Guadalupe y San Pedro: cuarcita, pizarras cuarzosas de varios colores, también pizarras terrosas y pizarras blandas, negruzcas, impregnadas de grafito o asfalto, y finalmente, “sobre todo en las vertientes meridionales de la Sierra de San Pedro, los llamados conglomerados o almendrones, constituidos por cantos redondeados de tamaño variable y cementados por granillos de cuarzo y más comunmente por hierro oligisto, cemento a que deben la mayoría de los manatiales que brotan en la citada sierra, el que sean ferruginosas sus aguas” (página 142).
Seguidamente enumera las zonas de estas rocas que integran el silúrico extremeño: 1º una estrecha zona desde Ciudad Real, entrando a Cáceres por las sierras de Altamira, Guadalupe y Deleitosa, hasta la desembocadura del Tiétar, 2º una ancha zona que se extiende por el sur de la provincia de Cáceres y norte de la de Badajoz, formando la Sierra de San Pedro, hasta llegar al Guadiana, donde queda interrumpida por depósitos miocénicos y diluviales, continuando por la porción levantina de la provincia de Badajoz, constituyendo las sierras de San Serván y de la Oliva, hasta penetrar en la provincia de Córdoba por las sierras del Pedroso. “Esta gran faja silúrica central de Extremadura, está compuesta por varios manchones, de los cuales es el más importante el de la Sierra de San Pedro, que comenzando dentro de Portugal en la Sierra de San Mamede, se extiende hasta el Guadiana, comprendiendo totalmente o en parte los términos municipales de Valencia de Alcántara, Salorino, Herreruela, San Vicente, Aliseda, Alburquerque, Villar del Rey, Puebla de Obando, La Roca, Cordovilla, Carmonita, Casas de Don Antonio, Alcuéscar, Arroyomolinos, una fajita de los de Santa Amalia y Medellín, terminando en el Guadiana, en la desembocadura del Ruecas. Perteneciente a esta zona, formando un manchoncito muy digno de estudio, es el que constituye la Montaña de Cáceres, entre la capital y Sierra de Fuentes” (página 143). 3º Varios apófisis (resaltes o salientes) que desde el norte de Huelva, entran en la provincia de Badajoz por sus linderos meridionales.
El autor nos explica las diferencias -en la topografía de Extremadura- entre las zonas constituidas por rocas cámbricas (estériles llanuras de vegetación esteparia) y las compuestas por materiales silúricos (los territorios montuosos de las dos provincias, alternando en ocasiones cuarcitas y pizarras, y con marcado relieve por la mayor dureza y resistencia que presentan las rocas silúricas a la acción destructora de la intemperie).
También realiza un estudio de los seres vivos y grupos zoológicos de este período que poblaron las aguas en que se depositaron los detritos: pólipos, moluscos, cangrejos trilobíticos..., y los fósiles que han quedado en las caras de exfoliación de las pizarras silúricas (monographtus, rastrites, tetragraphtus, trilobites...).
Finalmente, se refiere a los minerales útiles, entre los que abundan los óxidos de hierro, limonita y oligisto, frecuentemente manganesíferos y casi siempre muy silíceos. “Ya se ha dicho que el cemento de los conglomerados es frecuentemente ferruginoso, como se observa por varios sitios de la Sierra de San Pedro y muy especialmente entre Alcuéscar y Carmonita, en los llanos de la Raña entre el primero de estos pueblos y Aljucén, se recogen a espuertas una grava ferruginosa procedente de la desintegración de los conglomerados. Entre las pizarras cuarzosas y cuarcitas de toda la Sierra de San Pedro son frecuentes la bolsada y filones de hematites, siendo importante una situada en el puerto de Martín Laguna, cerca del de las Herrerías (cuyo nombre no deja de ser significativo) perteneciente al término de Alcuéscar, de tal modo que las paredes de cerramiento de fincas en este sitio están construidas principalmente con este mineral. Existen además masas y filones semejantes por Carmonita, el Zángano, Cáceres y la Aliseda, yacimientos, muchos de ellos explotados en épocas antiguas, probablemente por los romanos, pues las escorias abundan mucho por todos estos sitios” (página 148).
3.2. SOBRE LOS FÓSILES DE ALCUÉSCAR.
Este artículo es del año 1908, seis años después del anterior y en él, Eduardo Hernández Pacheco realiza un profundo estudio de los fósiles encontrados en Alcuéscar. Su título completo es: Consideraciones respecto a la organización, género de vida y manera de fosilizarse de algunos organismos dudosos de la época silúrica y estudios de las especies de algas y huellas de gusanos arenícolas del silúrico inferior de Alcuescar (Cáceres). Boletín de la Real Sociedad Española de Historia Natural (8), págs. 75-91.
En el resumen bibliográfico de obras consultadas -al final del citado artículo-, aparecen una veintena de las mismas, de entre los años 1862 y 1903.
El contenido de los temas tratados en el artículo es el siguiente: caracteres orográficos, litológicos y tectónicos del yacimiento; circunstancias como se encuentran los fósiles; opiniones sobre el origen y significado de algunos fósiles, modo de fosilización y descripción de las especies del yacimiento.
Dejamos estas líneas finales al profesor Hernández Pacheco para leer cómo describe él mismo la sierra de Alcuéscar, la estructura y composición de los estratos, y los fósiles de dos yacimientos:
"Forma la sierrecilla de Alcuéscar un valle en anfiteatro, abierto al SE, cuyo fondo ocupa el cerro más alto de todos, la Peña de la Centinela, detrás de la cual existe un morrón llamado La Javalinera, en cuyas vertientes meridionales encontramos los fósiles objeto de esta nota.
El territorio que nos ocupa ofrece una gran uniformidad en sus caracteres litológicos; todo él corresponde al Silúrico inferior, constituido aquí casi exclusivamente por cuarcitas pocas veces pizarrosas y en la mayoría de los casos formando espesos bancos. Aunque la cuarcita es la roca dominante, existen también, alternando con ella, algunas pizarras cuarzoso-micáceas, arcillosocuarzosas y en algunos sitios meramente arcillosas, y en este caso, blandas, deleznables, de color negro y aspecto carbonoso.
Las cuarcitas son de grano fino, muy compactas y duras, algunas de colores obscuros y la mayoría de tonos claros: blancas, grises o rojizas. A veces, especialmente las pizarrosas, están tan impregnadas de hojuelas de mica que ofrecen tránsitos a micacitas, y otras, a más de ser micáceas, se presentan cargadas de productos arcillosos, como sucede en las capas llenas de moldes de agujeros de Scolithus, situadas hacia el comedio del camino de Alcuéscar a Carmonita por el Trampal. En la serrata alcuesqueña faltan los potentes bancos de conglomerado de cemento silíceoferruginoso tan abundantes por las otras zonas de la sierra de San Pedro.
La estratificación es monoclinal y la dirección de los estratos, de apreciar en los bancos de cuarcitas, porque los numerosos planos de juntura y diaclasas la enmascaran mucho.
La naturaleza de los materiales litológicos indica que el Silúrico extremeño es costero y formado exclusivamente a expensas de arenas, cantos rodados y algunos sedimentos arcillosos, con exclusión de calizas.
Los ejemplares que mencionaremos en esta nota proceden sólo de dos yacimientos que hemos descubierto: uno constituido por la pizarra cuarzoso-micáceo-arcillosa, de color gris, que dijimos existe en el comedio del camino de Carmonita, fuera ya de la sierra de Alcuéscar, roca que contiene exclusivamente Scolithús; el otro yacimiento, abundante en especies, es el morrón de la Javalinera, que consiste en un cerro cónico de cumbre redondeada, constituido por gruesas capas de cuarcita, entre las que se intercalan otras muy delgadas de una pizarra arcilloso-micácea, de color negro y aspecto carbonoso. Las Cruziana, Arthrophicus y en general todas las especies que estudiaremos, se encuentran en este yacimiento adosadas a la cara inferior de los lechos de cuarcita y en contacto con las delgadas capas arcillosas mencionadas.
Es de advertir que pocos son los ejemplares que hemos arrancado directamente de la roca, sino que en gran parte proceden de los numerosísimos cantos sueltos, angulosos y de tamaño variadísimo que existen en la cumbre y vertientes meridionales del cerro, procedentes de la fragmentación natural por la acción de la intemperie, de las cuarcitas que aflorarían en otros tiempos por aquellos parajes." (paginas 76-77).
BIBLIOGRAFÍA:
- Lozano Lozano, Julio: Eduardo Hernández Pacheco y Estevan (1872-1965). Apuntes biográficos y obra científica. IES Profesor Hernández Pacheco. Cáceres. 2004. Impr. T. Rodríguez.
- Hernández Pacheco, Eduardo: Revista de Extremadura Tomo IV Cuaderno IV de abril 1902, págs. 141 a 149 (Archivo- Biblioteca de la Diputación Provincial de Cáceres) , Las montañas silúricas,, dentro de la sección “Apuntes de Geología Extremeña”.
- Hernández Pacheco, Eduardo. Consideraciones respecto a la organización, género de vida y manera de fosilizarse de algunos organismos dudosos de la época silúrica y estudios de las especies de algas y huellas de gusanos arenícolas del silúrico inferior de Alcuescar (Cáceres). Boletín de la Real Sociedad Española de Historia Natural (8), págs. 75-91. 1908.
BIBLIOWEB:
http://www.mma.es/secciones/biblioteca_publicacion/publicaciones/revista_ambienta/n12/pdf/71_72_hizohistoria.pdf “Eduardo Hernández Pacheco (1872-1965) Hizo Historia”, por Mª del Mar Merino.
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