Este trabajo fue publicado en 1990 en la revista Cuadernos del Laboratorio Geológico de Lage.
El cabalgamiento de Monesterio, cuya primera denominación como tal se debe a Luis Eguiluz en 1988, se situa en el sector central de la antiforma de igual nombre y ha sido reconocido en un trayecto de algunas decenas de kilómetros. Se trata de un accidente dúctil o frágil-dúctil que superpone un conjunto de cuarzoesquistos biotíticos de grado medio a alto, metapelitas y granitoides anatécticos (Sucesión de Montemolín) sobre una serie de metagrauvacas y pizarras volcanoclásticas con cuarcitas negras (Sucesión Tentudia), de grado bajo a muy bajo.
El cabalgamiento de Monesterio, cuya primera denominación como tal se debe a Luis Eguiluz en 1988, se situa en el sector central de la antiforma de igual nombre y ha sido reconocido en un trayecto de algunas decenas de kilómetros. Se trata de un accidente dúctil o frágil-dúctil que superpone un conjunto de cuarzoesquistos biotíticos de grado medio a alto, metapelitas y granitoides anatécticos (Sucesión de Montemolín) sobre una serie de metagrauvacas y pizarras volcanoclásticas con cuarcitas negras (Sucesión Tentudia), de grado bajo a muy bajo.
Este accidente se produce durante la primera fase de deformación hercínica y puede considerarse como una posible zona de raíz de los pliegues tumbados que afectan a las series del Paleozoico inferior ampliamente representadas en el flanco meridional de la antiforma de Monesteiro (sector Oliva de la Frontera-Higuera la Real).
El cabalgamiento lleva asociadas estructuras penetrativas y corta a diferentes materiales, lo que da lugar al desarrollo de rocas miloníticas.
El cabalgamiento lleva asociadas estructuras penetrativas y corta a diferentes materiales, lo que da lugar al desarrollo de rocas miloníticas.