martes, 27 de marzo de 2018

D. Carlos Callejo, un pequeño o gran reconocimiento.

Aprovechando las diversas circunstancias hitórico-científicas que rodean últimamente a la Cueva de Maltravieso, no queremos dejar pasar la ocasión de recuperar, una vez más, la figura de Carlos Callejo Serrano, personaje con mayúsculas de la historia de Cáceres y Extremadura.
Gracias a él se mantienen aún en sus paredes las pinturas que dan el calificativo a Maltravieso de "Santuario de las manos". Así es y así se ha reconocido hace pocos días en una excursión relizada al Parque de Maltravieso, donde se explicaron aspectos geoarqueológicos interesantes para comprender el origen natural y el valor cultural de esta cueva, enseña de Extremadura.
D. Carlos Callejo supo perseverar en su investigación, sacrificando su tiempo y su esfuerzo y energía en convencer a los numerosos excépticos que parecían no dar valor a sus aseveraciones, tal y como tan bien lo explicó su hijo Alfonso hace unos años en una conferencia que impartió en el Colegio de Arquitectos de Cáceres, que sería deseable plasmara en papel, pues es aportaría mucho a la intrahistoria cacereña.
Ciertamente, todos sabemos que el mundillo académico, sea arqueológico o de otro tipo, deja mucho que desear por las luchas y personalismos que lo arrastran a veces al lodo del lenguaje, los gestos y demás falta de decoro. ¡Si fuera sólo eso! Desgraciadamente, al final quienes salen perdiendo de estas absurdas luchas dialéctico-políticas son los ciudadanos, que en el caso concreto de la Cueva de Maltravieso, nunca podrán visitar este emblemático lugar que retrotrae espacio-temporalmente a quien lo conoce, y que es tan patrimonio de todos como la Ciudad Medieval de Cáceres.
Es una pena que no se reconozca aún más la labor de este conservador del Museo de Cáceres, y se le hagan los honores que merece, no porque lo digamos en este blog o porque su familia lo pueda reclamar, sino por sentido común. Recordemos que dos de los arqueólogos que finalmente supieron advertir las palabras de Callejo fueron, al menos, el alcoyano Jordá y el turolense Almagro (famosa es la fotografía de los tres preparándose para entrar en la cueva), quienes ampliaron la investigación a partir de las bases documentales de Callejo.
Sin duda un gran personaje que merecería, por ejemplo, un busto en ese parque tan emblemático en la historia no sólo de Extremadura, sino de la Humanidad, como parece que está siendo reconocido gracias a las dataciones realizadas recientemente en la revista Science, que vienen por otro lado a corroborar las realizadas años antes y que otros ya imaginábamos desde otros ámbitos no  exclusivamente paleoantropológicos. 
A ver si aprendemos los científicos de una vez por todas que nuestro intelecto debería servir para mejorar las sociedades en que vivimos, no para engrosar exclusivamente nuestro ego, nuestro curriculum y/o nuestro bolsillo. Ese concepto debería ser el primero que docentes e investigadores enseñaran en las universidades, y no hacer creer a sus alumnos que van a llegar ser algo parecido a unos elegidos para la gloria o, mejor dicho, para "su" gloria.

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