Susana Blázquez firma este artículo, publicado en el número 33 de la revista Alfa el año 2017.
Resulta interesante recordar que el litio se encuentra no sólo en baterías, sino en aleaciones conductoras de calor, en la fabricación del acero, en las aleaciones con aluminio, en los esmaltes, en los plásticos, en los lubricantes y las grasas, en el vidrio, en el aire acondicionado y en la cerámica, demás de sus aplicaciones médicas, farmacológicas.
Del mismo modo, conviene indicar que su supuesto valor estratégico no es verosímil, pues constituye un elemento presente en todos los continentes. Así pues, utilizar como argumento la "necesidad" y práctica "obligatoriedad" de su explotación esté donde esté, para la fabricación de las tan "imprescindibles" pilas o baterías de ión-litio, no es más que una estrategia de mercadeo, propio de la especulación cabalgante a la que nos tienen acostumbrados los grupos de presión del sector de la minería, al que pronto se unirá el de la energía.
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