jueves, 13 de octubre de 2011

El domo granítico de Trujillo.

Como asesor de la candidatura a Paisaje Mediterráneo del corredor Trujillo-Monfragüe-Plasencia, he podido acercarme a la primera de estas localidades para conocer más en detalle algunas de sus características geológicas y geomorfológicas.

Por ello, os traigo algunas imágenes de Trujillo y alrededores. La población de Trujillo se asienta sobre un domo granítico, que en superficie tiene una forma pseudocircular, producto de la interferencia del lacolito con la superficie del terreno, que es el actual nivel de erosión del cratón hercínico en esta zona.

Quien haya estado en su castillo habrá podido observar que efectivamente la aldea se sitúa en la parte alta de un domo, circundado varios kilómetros a su alrededor por una llanura más o menos extensa, deforestada (sería una estepa artificial) o con la presencia relicta de su bosque mediterráneo aclarado (dehesas). Más allá de esa penillanura no hay granitos ni otras rocas plutónicas, sino pizarras y areniscas precámbricas, levemente metamorfizadas, aunque fácilmente erosionables. Mucho más allá pueden verse los crestones rocosos del macizo de las Villuercas, cuya continuación geológica llega a Monfragüe, continuando hasta la frontera lusa. Y si la visibilidad lo permite, a lo lejos podríamos llegar a ver el macizo de Gredos, al que pertenecería el último eslabón del corredor de la candidatura antes aludida, es decir, Plasencia. Todos esos paisajes serían diferentes desde el punto de vista geomorfológico.
  
Vista de Trujillo, dominando la llanura desde el promontorio.

Pero hablemos de Trujillo y sus valores geomorfológicos. Para empezar, decir que su geología es variada, pues no presenta una única composición, sino que en el lacolito confluyen granitos porfídicos, aplíticos y de dos micas. Presenta una elevada fracturación, suficientemente penetrativa, lo que ha favorecido la meteorización en superficie y la formación de determinadas formas asociadas a diaclasas. Algunas de las fracturas están relacionadas con una deformación posterior, de tipo cizallado, tal y como puede observarse en otros batolitos cercanos (por ejemplo, en Montánchez).

La desacamación es un fenómeno muy común en estos granitos y merece la pena destacarlo, pues en Extremadura ha servido para la utilización de las rocas que de manera natural se separaban del resto del macizo, necesitando tan solo un labrado específico en función del uso que se le quisisera dar a la pieza en cuestión (sillar, piedra de molino, etc.).

Geoformas del berrocal: descamación, superficies poligonales, tafone, etc.
Gran bolo granítico con tafone, al este de Trujillo.
Al oeste: morfología litológica (berroqueña y apalachiana).
Vista hacia el norte: penillanura circundante y, al fondo, Gredos.
Respecto al aprovechamiento de las aguas subterráneas, dada la baja permeabilidad, hay que buscar éstas a bastante profundidad para que su caudal sea suficiente. Generalmente los acuíferos están asociados a fracturas pseudohorizontales, de descompresión del macizo granítico. Y suelen ser ricas en hierro.

Para finalizar, en lo que especta al aprovechamiento minero, además de la roca granítica para su uso industrial tradicional, añadir que existen varios indicios minerales asociados a filones intrabatolíticos, de estaño y wolframio, fundamentalmente.

Mancomunidad Geominera, un ejemplo de difusión geológica.

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