El 24 de febrero de 2016 falleció D. Alejandro Sos Paradinas, neurocirujano radicado en Estados Unidos de América. D. Alejandro era hijo del gran geólogo castellonense, D. Vicente Sos Baynat, quien trabajó durante más de 15 años en Extremadura, descubriendo numerosas minas de estaño y wolframio, entre 1950 y 1965, periodo durante el cual el joven Alejandro jugaba por las callejuelas emeritenses junto con su amigo Chema Álvarez, según nos relató en alguna ocasión.
Somos muchos quienes le hemos conocido en circunstancias extraordinarias, por su lucha por recuperar la memoria de su padre, el catedrático Sos Baynat, y por el museo que fundara este y el empresario D. José Fernández López, y que sería inaugurado en el edificio del Costurero de Mérida, hace ya más de dos décadas, siendo alcalde Antonio Vélez. Poco después llegarían los años de desidia de uno de los mejores museos de minerales de España, que, con mejor o peor acierto, fue reconvertido en la colección Geoemerita hace aproximadamente un lustro.
Pero D. Alejandro tenía otra patria chica, Logrosán, lugar al que acudía siempre que su tiempo se lo permitía. Sabía de la importancia que el apellido Sos tenía en este pueblo cacereño. Allí se unía a D. Alfonso Perdigón para revivir experiencias y recordar entre otras muchas anécdotas, cómo su padre, el profesor Sos Baynat, investigando los yacimientos de estaño y wolframio del Cerro de San Cristóbal, descubrió los yacimientos protohistóricos allí existentes (prueba de ello es ya no sólo su conocimiento de la historia y la arqueología extremeñas, sino la presencia de una calicata minera que atraviesa el pavimento de uno de los chozos en la parte septentrional de la cima de este otero).
Supone un gran pérdida la muerte de D. Alejandro, un defensor de esa memoria perdida tras la Guerra Civil, intentando en todo momento reflotar los años de exilio interior y las penurias vividas por sus ancestros especialmente durante la década nebulosa de los cuarenta. Lo cuenta maravillosamente en la biografía que sobre su padre publicó hace poco la Universidad Jaume I y que recomendamos leer, no sólo por conocer algo más sobre la vida y obra del insigne geólogo, sino por la propia historia de la postguerra, que está siendo recuperada gracias a investigaciones intrahistóricas de este tipo, que han estado tanto tiempo escondidas, y todos merecemos conocer.
Descanse en Paz, D. Alejandro.
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