Julio Lozano Lozano, biógrafo de Eduardo Hernández-Pacheco y Estevan, nos explica en este trabajo publicado en el número 27 de la revista Mansaborá, la faceta "ecológica" (ambientalista) de "Pachecón" y cómo nuestra querida Sierra de Montánchez pudo haber llegado a ser un lugar destacado en los anales del proteccionismo de principios del siglo XX en España.
La propuesta como "Sitio natural de interés nacional" se recogía en la Real Orden de 1927, definiéndose como el paraje agreste merecedor de ser objeto de especial distinción por su belleza natural, lo pintoresco del lugar, la exuberancia y particularidades de la vegetación espontánea, las formas especiales y singulares del roquedo, la hermosura de las formaciones hidrográficas, o la magnificencia del panorama y del paisaje. Algunos de los 14 sitios declarados entre 1927 y 1936 fueron la Ciudad Encantada, La Pedriza de Manzanares, las Lagunas de Ruidera y El Torcal de Antequera.
Otra de las figuras de protección definidas en dicha Orden de 1927 fue "Monumento natural", término que ha sido heredado por otras normas modernas, y que estaba definido como aquellos elementos o particularidades del paisaje en extremo pintorescos y de extraordinaria belleza o rareza, tales como peñones, piedras bamboleantes, árboles gigantes, cascadas, grutas, etc. Entre 1927 y 1936 solamente se declararían dos: la Peña del Arcipreste de hita y la Fuente de los Geólogos, ambos en la Sierra de Guadarrama.
La propuesta de declarar la Sierra de Montánchez como Sitio de Interés Nacional proviene de su discurso de 8 de marzo de 1931 tras serle concedida la Medalla de Oro al Mérito Provincial. Sin embargo, se desconoce la razón por la que ese proyecto finalmente no prosperó.
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