En la revista Nuclear España, de enero de 2015, Fernando Lozao Martínez y Javier Ruiz Sánchez exponen algunos datos sobre la clausura de las minas de La Haba y Saelices El Chico.
La mina de La Haba estuvo en funcionamiento entre 1966 y 1990. Los minerales explotados eran autunitas y torbernita, principalmente. La mineralización de uranio tapizaba las fracturas en los materiales pizarrosos del Precámbrico.
Transcribimos parte del texto referido a la mina de la comarca de La Serena:
El programa de clausura diseñado se dividió en tres bloques de actuaciones:Dentro del periodo de explotación indicado anteriormente, cabe distinguir dos fases. Una primera (1966 a 1981), en la que la Junta de Energía Nuclear (JEN), desarrolló las actividades propias de investigación del yacimiento, así como su explotación minera, construyendo una planta de tratamiento (Planta Lobo-G), para el estudio y puesta a punto de un proceso experimental para el tratamiento de minerales de uranio de naturaleza arcillosa, que sólo estuvo en funcionamiento en una etapa de pruebas.
Una segunda fase (1981-1990), en la que Enusa se hizo cargo de las instalaciones mineras, continuando con las actividades de explotación minera y la puesta a punto y operación de la planta de tratamiento.El proceso de tratamiento de los minerales en dicha planta, consistía en dos líneas de proceso: una para los minerales de mayor ley (contenido superior a 1.000 ppm U3O8), seguido de un proceso de trituración, clasificación, lixiviación dinámica, lavado en contracorriente, intercambio iónico con extracción con disolventes, precipitación, secado y envasado, con una etapa de neutralización de pulpas y efluentes antes de su almacenamiento en diques de estériles. Una segunda línea de proceso estaba constituida por la lixiviación estática en eras y cubículos, donde eran aplicados y regados con soluciones ácidas los minerales marginales (con contenidos entre 1.000 y 200 ppm U3O8), obteniéndose unas soluciones fértiles que eran incorporadas al proceso, en la sección de extracción con disolventes. Durante los años de operación de la planta por parte de Enusa, se produjeron un total de 190,8 t de concentrados de uranio con una ley de 86,22 % en U3O8.
Tomada la decisión de finalizar la producción, Enusa puso en marcha a finales de 1989, un programa integral
de clausura que abarcaba tanto a la restauración del espacio natural afectado por las labores mineras, como al desmantelamiento de las instalaciones de tratamiento de minerales.
- Restauración de las explotaciones mineras.
- Desmantelamiento de la Planta Lobo-G.
- Programa de Vigilancia Postclausura.
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