viernes, 14 de noviembre de 2014

“Cáceres Monumental: empedrado paleozoico” (V Encuentro de blogueros 2014).



El próximo sábado, 22 de noviembre de 2014, se celebra en Trujillo el 5º Encuentro de Blogueros de Extremadura, con el lema "Patrimonio Natural. Patrimonio Cultural", promovido por la Fundación Xavier de Salas y el Gobierno de Extremadura.

A continuación incluimos el texto que desde este blog de geologia de Extremadura hemos enviado para su inclusión, junto con otros muchos, en un libro conmemorativo editado expresamente para la ocasión y que será regalado a todos los asistentes. Quienes deseen asistir pueden contactar por la organización mediante correo electrónico (extremadurablogs@gmail.com).




“Cáceres Monumental: empedrado paleozoico”

Eduardo Rebollada Casado


Un paseo por la ciudad de Cáceres depara sensaciones agradables, pero complejas. Avanzar por las calles cacereñas camino del casco antiguo es adentrarse en el medioevo y más allá. Puertas y altos muros reciben al turista cual museo abierto, para apreciar en toda su magnificencia una ciudad acastillada, repleta de palacios y demás edificios de señorío, cuajados de historia, intrahistoria decorativa en cada almena, en cada iglesia, en las mismas calles mantenidas prácticamente como hace un medio milenio.


Piedras con historia

Pero este viaje introspectivo y personal que disfrutan los turistas se convierte en viaje educativo para aprender sobre la historia del paso al Renacimiento, el poder del imperio español tras el descubrimiento americano, que los turistas modernos redescubren a esta orilla del mar atlántico, por medio de blasones, empedrados y encalados en otros tiempos suntuosos, que han servido para mitificar esta ciudad monumental.


Piedras con prehistoria

Conviene recordar, no obstante, que allende sus muros, los ancestros extremeños empezaron sus trasiegos como cazadores-recolectores, ocupando abrigos y grutas, resolviendo la ocupación de estas tierras por entonces más africanas, repletas de fauna que una vez desenterrada por los paleontólogos y arqueólogos, nos resulta muy diferente a la que conocemos, un recurso por entonces alimenticio y hoy científico, cultural y turístico.

En estas piedras calizas que rodean por el sur a la ciudad se encuentra un paraje indicativo de las dificultades propias del terreno cárstico, de mal andar: Maltravieso, cuna de primeros artistas que firmaban las paredes con sus manos, huellas de arte prehistórico, nuestros tatarabuelos.


Piedras con aún más prehistoria

Pero si vamos más atrás en el tiempo, ya adentrados en el universo temporal geológico, llegamos 500 millones de años atrás, para imaginar mares paleozoicos donde se depositaban arenas que luego serían cuarcitas, y 200 millones de años más acá para igualmente imaginar cómo se formaban arrecifes coralinos durante el Devónico y el Carbonífero, exactamente igual que ocurre en los mares actuales, rocas carbonatadas que las aguas pluviales han disuelto formado cuevas ya en periodos mucho más modernos (durante el Cuaternario).

Rocas más que piedras, antiguas de verdad, que el hombre utilizaría mucho después en el Medievo y el Renacimiento para construir bellas obras arquitectónicas, levantando al cielo torres hoy desmochadas, cúpulas catedralicias, miradores en fin de un territorio meteorizado durante miles de años: una penillanura del Cuaternario que apenas abarcamos con la vista y de la que sobresalen algunas sierras grandes o pequeñas, como esta que el turista patea, continuación de La Montaña, actual emblema cacereño.


Piedras recompuestas

Pero hoy en día el turista difícilmente se planteará cuestiones científicas que le obliguen a repensar la historia más allá de cinco siglos. Sin embargo, sí es probable que algunas piedras utilizadas por los maestros artesanos constructores, albañiles medievales, le llamen la atención por sus formas y colores, debido a los diferentes minerales que las gobiernan. También le resultarán llamativos los aljibes, los morteros blancos y morenos, la cantería de sillares graníticos propia de Cáceres, el uso indiscriminado de cuarcitas para levantar muros, la práctica inexistencia de calizas, pues todas eran utilizadas para fabricar cal y no como piedra de construcción.

Un paseo por Cáceres se realiza mirando al cielo sus edificios, por dentro y fuera, apreciando el vuelo de las numerosas aves que engalanan con sus peculiares sonidos los tejados. Pero también podemos mirar al suelo y ver las ondas que dejaron las olas de un mar paleozoico, fijarnos en extrañas formas, huellas de seres vivos también extraños a nuestros ojos (como los trilobites o los anélidos), coloraciones minerales que asombran por sus ramificaciones dendríticas, o las rocas finamente laminadas, cual hojas de libros, o pizarras jaspeadas y teñidas de rojo, o piedras que parecen sacadas de un horno y otras recristalizadas y cementadas, de cuarzo puro, duras como el pedernal, las más abundantes de esta esbelta ciudad medieval.

Hoy en día tenemos la oportunidad de aprovechar este recurso geológico como herramienta turística complementaria, además de serlo didácticamente. Explicar la historia de los palacios cacereños aderezando la conversación con elementales conceptos de geología, paleontología, geomorfología, hidrogeología, etc. es cuando menos inteligente, pues demuestra aprecio por el patrimonio natural, por el conocimiento de la historia geológica, por explicar las razones de elección del baluarte natural que estas sierras eran para los primeros pobladores, con agua y huertos colindantes, en la Rivera del Marco, condicionantes geológicos que explican muchas cosas y que el visitante de esta villa seguro que tiene interés en conocer.

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