En la web http://www.chdetrujillo.com/la-importancia-del-agua-en-el-mundo-mediterraneo-dimension-geografica-economica-e-historica-de-los-acuiferos-de-brozas/ (de la Asociación Cultural Coloquios Históricos de Extremadura) hemos encontrado este trabajo sobre los acuíferos de Brozas, de Isidro García Barriga, Licenciado en Geografía, cuyo texto incluimos, omitiendo algunos mapas, para cuya visualización es necesario acceder a la citada web. Esta comunicación fue presentada en los XXXII Coloquios Históricos de Extremadura : homenaje a la memoria de Doña Francisca Pizarro Yupanqui, el año 2003.
1. Introducción: el agua ha influido siempre en el
desarrollo de la sociedad. Las primeras civilizaciones avanzadas surgieron allí
donde los grandes ríos, el Tigris y el Éufrates, el Nilo, el Indo o el Amarillo
permitían al hombre regar sus campos configurándose, en torno a la posesión del
agua, todo un sistema económico, social, político y cultural de primera
magnitud. Al mismo tiempo, el agua se constituye como clave dentro de las
creencias religiosas. Las teogonías antiguas le atribuyen cualidades divinas
siendo engendradora de dioses[1]; en la Grecia presocrática, Tales de Mileto la
consideraba como el símbolo de la materia; dentro de las tradiciones cristianas
e islámicas, el agua simboliza la pureza y se utiliza como medio de catarsis o
renovación.
En el entorno del Mediterráneo, el agua se convierte en elemento fundamental
para el control y explotación del territorio. La irregularidad pluviométrica y
la presión demográfica y económica ejercidas en algunas zonas da lugar a que
las diversas civilizaciones e imperios superpuestos a lo largo del tiempo
(griegos, cartagineses, romanos[2], bizantinos, árabes) creen una “cultura del
agua” asociada a la captación, encauzamiento, conducción, acumulación y
explotación del líquido elemento, lo que permite el desarrollo de actividades y
el florecimiento de las ciudades.
Dentro de Extremadura, el papel predominante del agua cobra, si cabe, mayor
importancia, como consecuencia de las características peculiares de la
geografía extremeña. Así, la irregularidad en las precipitaciones típica de las
zonas mediterráneas se ve complementada por un factor muy importante: la
posición estratégica y defensiva. “Tratando de satisfacer sus
necesidades primarias, el hombre se instala en el espacio extremeño, primero
con un carácter nómada y, más tarde, sedentario, en poblados y ciudades. Parece
aceptable suponer que estas necesidades se muestran en torno a la
supervivencia, conjugando seguridad y nutrición. De ahí la elevada correlación
entre emplazamientos elevados y manantiales”[3]. Durante diferentes épocas, el espacio
regional se convierte en lugar de frontera con un alto poder estratégico. En
este contexto, los principales núcleos urbanos extremeños se constituyen en
torno a un río (Mérida, Badajoz, Medellín, Plasencia, Coria, Alcántara)
asegurando el abastecimiento de agua, o en zonas elevadas (Cáceres, Trujillo,
Brozas) lo que les confiere un control exhaustivo sobre el territorio
circundante. Por este motivo, las diferentes civilizaciones y pueblos que
dominan y explotan el territorio extremeño superponen sus asentamientos en las
áreas estratégicas, abandonando aquellos núcleos alejados del agua e imposibles
de defender.
Teniendo en cuenta los elementos precedentes, a través de este pequeño
estudio pretendemos demostrar la importancia del agua en la evolución
geográfica e histórica de una de las principales villas de Extremadura en la Edad Moderna, Brozas,
mediante el análisis de un conjunto de elementos ambientales, estratégicos,
defensivos, económicos y sociales asociados a la captación, posesión y
explotación del agua en esta localidad.
2. Localización: El municipio de Brozas se encuentra al
Sudoeste (SO) de la provincia de Cáceres. La extensión de su término es de 39.700 Hectáreas,
lo que le convierte en el sexto más amplio de la provincia (sólo superado por
Cáceres, Trujillo, Alía, Alcántara y Valencia de Alcántara). Estas dimensiones
son consecuencia del reparto de tierras en la Reconquista, por el
cual la Orden Militar
de Alcántara entró en posesión de los territorios colindantes con la raya
portuguesa en la
Alta Extremadura. En este contexto Brozas, como Encomienda
Mayor de la orden, recibió el área situada entre los ríos Tajo y Salor,
compuesta por inmensos llanos dedicados al pasto de las ovejas mesteñas. En
cuanto a los límites, estos se sitúan en: Hacia el Norte, Alcántara; por el
Sur, Herreruela y Cáceres; en el Este, Cáceres, Arroyo de la Luz y Navas del Madroño; y por
el Oeste, Villa del Rey y Alcántara.
El núcleo urbano ocupa, con respecto al término municipal, una posición
excéntrica, situándose en el NO. No obstante, su emplazamiento elevado (se
extiende sobre una altura superior a 400 m) le confiere una amplia panorámica,
abarcando la casi totalidad de su territorio. Las coordenadas geográficas,
tomando como referencia el vértice geodésico, son: 39º 36´ 53´´ N, 6º 46´ 47´´
O.
Con respecto a su localización dentro del marco comarcal, provincial y regional,
Brozas se encuentra en el centro de la comarca de Alcántara, a 15 Km de la localidad
alcantarina y a 47 Km
de Cáceres. Al mismo tiempo, se sitúa a tan sólo 34 Km de la frontera
portuguesa, posición ventajosa para el establecimiento de relaciones comerciales
con el país vecino.
3. Factores geográficos: a la hora de definir la
importancia del agua en los asentamientos humanos, resulta imprescindible
analizar dos elementos, geología y climatología, claves para descubrir las
formas de acumulación, extracción y circulación de los acuíferos.
Desde el punto de vista topográfico, el término de Brozas se encuentra
inserto en la penillanura Trujillano-Cacereña, una vasta extensión de terreno
con tres características muy bien definidas: la antigüedad de su formación
(alrededor de 600 millones de años), el origen de los materiales que la
conforman (pizarras y cuarcitas metamórficas, granitos tectonizados) y el
comportamiento de estos materiales frente a la influencia climática, dando
lugar a superficies de erosión.[4]
Dentro de esta descripción general, la geología de Brozas presenta dos
unidades básicas, con caracteres propios y que condicionan de forma notoria la
hidrografía y la vegetación de nuestro término[5]. Nos referimos, por un lado, al complejo
esquisto-grauváquico, que ocupa la zona Este y Sur del municipio y que se
conoce con el nombre de “Llanos de Brozas” y, por otro, al área de influencia
granítica, que se extiende por el Norte y el Oeste, formada por el Batolito
Brozas-Mata de Alcántara y la zona de contacto con el Batolito de Cabeza de
Araya. [6]
La primera de estas unidades aparece compuesta por una serie de materiales
muy antiguos, esquistos, pizarras y cuarcitas, procedentes de arcaicas
profundidades marinas y que son elevados en el Carbonífero, debido a la
orogenia Hercínica[7]. A partir de este momento, la acción
continuada de los diversos agentes meteorológicos (lluvia, viento, altas y
bajas temperaturas, hielo, etc.) ha originado un proceso erosivo de gran
magnitud con tres consecuencias principales: por un lado, la desaparición de
materia orgánica en la mayor parte del territorio, dejando al descubierto el
sustrato original y lastrando el desarrollo agrícola; por otro, la conformación
de una vasta red hidrográfica superficial, compuesta por pequeños arroyos,
regueros y riveras, que excavan los materiales menos resistentes. En último
término, “… la baja o nula permeabilidad del área precámbrica tanto
por origen como por fracturación, ya que las diaclasas suelen encontrarse
selladas, impidiendo el alumbramiento de aguas subterráneas”. [8]
Por su parte, el área de influencia plutónica se encuentra dividida en dos
zonas perfectamente definidas: el Batolito de Cabeza de Araya y el Batolito
Brozas-Mata. La primera de estas unidades se sitúa en la zona oriental del
término, conformando un espacio con diferentes facies graníticas y que se
extiende, además, por los municipios de Navas del Madroño, Arroyo de la Luz, Casar, Malpartida,
Cáceres y Garrovillas. En cuanto al Batolito Brozas-Mata, que se encuentra
separada de la zona anterior por un estrecho pasillo de pizarras, tiene forma
alargada, con un eje máximo equivalente a la distancia que separa ambas
poblaciones, es decir, 14
kilómetros. Las dos unidades presentan un comportamiento
similar en tres cuestiones: cuentan con un metamorfismo muy elevado en las
zonas de contacto con la penillanura, originando suelos bastante fértiles para
la producción agrícola; la resistencia de los materiales graníticos dificulta
la presencia de una amplia red hidrográfica superficial; al mismo tiempo, la
alteración y disgregación del granito en amplias zonas permiten el
alumbramiento de aguas subterráneas, lo que unido a la porosidad y la
fracturación de las rocas plutónicas posibilitan la existencia de numerosos
depósitos freáticos.
Desde el punto de vista climatológico, Brozas presenta unos rasgos muy
definidos, basados en las constantes oscilaciones termométricas, la
irregularidad en las precipitaciones y, como consecuencia de ambos factores, en
la presencia de un régimen hídrico deficitario, condicionando la hidrografía,
la vegetación y las actividades humanas. Así lo expresa BARRIENTOS ALFAGEME“…
si hubiéramos de jerarquizar los factores hostiles, que dificultan la
instalación de la especie humana en Extremadura, creo que la irregularidad
climática debería ocupar el primer lugar. Partícipe de los caracteres
mediterráneos, se produce un marcado desajuste entre las precipitaciones y las
temperaturas en lo que a balance hídrico se refiere”.[9]
Cuadro 1: Datos termométricos.
Brozas (1956-2001)
Mes
|
E
|
F
|
M
|
A
|
My
|
J
|
Jul
|
Ag
|
S
|
O
|
N
|
D
|
Año
|
T. media
|
7
|
9,5
|
11,5
|
13,9
|
18,2
|
24
|
27,5
|
26,5
|
23,2
|
16
|
8,5
|
7,7
|
16,1
|
T. máxima m
|
12,1
|
15
|
18,9
|
21
|
25,7
|
32
|
37,9
|
35,2
|
31,6
|
25,9
|
14,2
|
12,2
|
24,2
|
T. mínima m.
|
1,7
|
3
|
4,1
|
5,8
|
9,3
|
14,1
|
17,6
|
17,3
|
15
|
10,8
|
5,7
|
2,4
|
8,9
|
Días Tª < 0º
|
12,6
|
5,5
|
3,4
|
1,1
|
0
|
0
|
0
|
0
|
0
|
0
|
2,7
|
8,8
|
34
|
Días Tª > 25º
|
0
|
0,8
|
5,4
|
9,5
|
17
|
26,3
|
30,6
|
30,3
|
27,5
|
18,2
|
2,3
|
0
|
168
|
Fuente: Instituto Nacional de
Meteorología
Si analizamos el cuadro termométrico de Brozas, comparándolo con poblaciones
cercanas, encontramos un elemento concluyente: la elevada temperatura media. En
la serie histórica 1956-2001, la estación meteorológica de Brozas registró una
media de 16,1ºC
lo que supone casi 1ºC
más que localidades limítrofes como Alcántara, Herreruela o Aliseda. Este dato,
que demuestra la influencia climatológica en las actividades bióticas y
antrópicas, aparece reforzado por otros tres factores: el número de días en los
que la temperatura supera los 25
ºC (168), el brusco descenso térmico que se produce en
el otoño (15 ºC
entre Septiembre y Noviembre), y la altísima oscilación térmica manifestada en
las diferencias termométricas anuales (más de 18ºC entre Enero y Julio),
mensuales (este mes cuenta con una amplitud media de más de 19ºC) e incluso diarias
(provocando nieblas y heladas); en definitiva, toda una serie de factores que
configuran un proceso de oscilación anual escasamente beneficioso para la
cubierta vegetal y la permanencia de los acuíferos superficiales.
El segundo elemento que debe destacarse se corresponde con la irregularidad
en el régimen pluviométrico. El estudio del cuadro histórico de lluvias en la
estación de Brozas arroja dos datos significativos: por un lado, el total de
precipitaciones se sitúa en 498
mm, convirtiéndose en la localidad con menor pluviosidad
de toda la zona, con diferencias de más de 100 mm respecto a las
estaciones de Aliseda, Herreruela o Mata de Alcántara. Esta escasez queda
confirmada de manera patente al comprobar que el número de días de lluvia se
sitúa en 84,2[10] y que las
jornadas con precipitaciones superiores a 10 litros quedan
reducidas a 23,2.
Cuadro 2: Datos
pluviométricos. Brozas (1956-2001)
Mes
|
E
|
F
|
M
|
A
|
My
|
J
|
Jul
|
Ag
|
S
|
O
|
N
|
D
|
Año
|
Precipitac.
|
54,9
|
58,2
|
49,7
|
46,1
|
38,3
|
19,6
|
3,3
|
5,1
|
32
|
65
|
68,7
|
58,2
|
498
|
Días lluvia
|
10,4
|
10,3
|
8,4
|
8
|
7,6
|
5,8
|
1,8
|
1,2
|
4,1
|
9,2
|
9
|
8,6
|
84,2
|
D. pr>10
L.
|
3,3
|
3,3
|
2,3
|
2,2
|
1,4
|
1,3
|
0,4
|
0,1
|
0,8
|
2,9
|
2,5
|
2,8
|
23,2
|
Fuente: Instituto Nacional de
Meteorología.
Por otro lado, debemos resaltar la irregularidad lluviosa, en dos niveles:
estacional, provocando diferencias intermensuales de 65 mm entre Julio y Noviembre
y plurianual, dando lugar a sequías que abarcan varios años y que en los
últimos lustros se están haciendo más frecuentes, originando un serio problema
para el mantenimiento de unas condiciones mínimas de humedad, lo que unido a la
escasa capacidad de retención del suelo, provoca serios inconvenientes ante la
falta de agua para el ganado, la escasez de pastos e, incluso, el
abastecimiento de agua potable para la población.
Como consecuencia de un régimen termométrico oscilante y la escasez e
irregularidad pluviométrica, el régimen hídrico de Brozas presenta un déficit
de humedad y agua bastante elevado. Durante cuatro meses (Junio, Julio, Agosto
y Septiembre), la
Evapotranspiración potencial[11] supera a las
precipitaciones, lo que genera un agotamiento del agua superficial y, por
consiguiente, un proceso de sequía estival. Este proceso comienza a paliarse
con las lluvias otoñales, que hacen su aparición en octubre, superándose el
período seco en diciembre, cuando se rellenan los acuíferos y aparece la
escorrentía. En años normales, el volumen sobrante de humedad comienza a
desvanecerse a partir de mayo, fechas en las cuales se inicia un descenso
brusco de precipitación (el agua acumulada durante ocho meses se evapora en
dos), provocando la aparición de una nueva estación seca. Estos procesos se
plasman en una serie de valores anuales, que muestran el desfase entre ETP y
ETR, así como la importancia de la escorrentía en climas semiáridos como el que
estudiamos.
Cuadro 3: Régimen hídrico
anual. Brozas (1956-2001)
MES
|
S
|
O
|
N
|
D
|
E
|
F
|
M
|
A
|
My
|
J
|
Jul
|
Ag
|
Año
|
ETP
|
97
|
42,1
|
29,8
|
17,4
|
21,8
|
22,3
|
34
|
35,9
|
84
|
113
|
180
|
144
|
821,44
|
ETR
|
32
|
42,1
|
29,8
|
17,4
|
21,8
|
22,3
|
34
|
35,9
|
84
|
65,2
|
3,2
|
5,1
|
392,75
|
Reserva
|
0
|
22,9
|
61,8
|
100
|
100
|
100
|
100
|
100
|
45,6
|
0
|
0
|
0
|
-
|
Variación reserva
|
0
|
+22,9
|
+38,9
|
+38,2
|
0
|
0
|
0
|
0
|
-54,4
|
-45,6
|
0
|
0
|
-
|
Escorrentía
|
0
|
0
|
0
|
2,55
|
33,1
|
35,9
|
15,7
|
10,3
|
0
|
0
|
0
|
0
|
97,49
|
Fuente: elaboración propia a
partir de los datos del I.N.M.
4. Asentamientos y agua: una vez analizadas las
relaciones entre los caracteres geográficos y la existencia de acuíferos en
nuestra zona de estudio, demostrando la importancia de la geología y la
climatología en la creación de una red hidrográfica superficial y subterránea,
debemos proceder a enumerar aquellos elementos que permitan establecer la
influencia del agua en el devenir histórico, económico y social de Brozas a
través del estudio de los asentamientos humanos, los diversos sectores
productivos y las relaciones agua-sociedad.
La primera cuestión que debemos plantear se corresponde con la localización
de los diferentes asentamientos hallados en el término municipal de Brozas. En
este sentido, pretendemos efectuar un recorrido histórico, a través de las
etapas prerromana y romana, tratando de comprobar la evolución del poblamiento
y su relación con la presencia de diversas formas de agua.
Tras la escasa documentación de los períodos paleolítico y neolítico en la
zona de estudio y en grandes áreas de Extremadura, a partir del II milenio a.C.
se inicia un proceso de control y explotación territorial muy importante en la
región, contabilizándose un gran número de asentamientos con diversa
importancia. ENRÍQUEZ NAVASCUES lo considera como “…una nueva
reorganización de los distintos ámbitos culturales (poblamiento, economía,
mundo funerario, estructura social) que cristaliza en la fase plena de la Edad del Bronce”[12] Dentro del
contexto comarcal, esta reorganización se ve plasmada en la aparición de
numerosos poblados en las inmediaciones del Tajo y la Sierra de San Pedro, con el
Tesoro de Aliseda como máximo exponente de la prosperidad de esta zona.
En el ámbito territorial de Brozas, aparecen documentados trece asentamientos,
lo que demuestra un intenso ritmo de “colonización” del espacio local, asociado
a tres factores fundamentales: la explotación de la agricultura y la ganadería,
el factor estratégico de algunos yacimientos y, por supuesto, la presencia de
agua.
El análisis detenido del mapa anterior permite establecer tres zonas de
poblamiento prerromano en el término municipal de Brozas. Así:
- Área de influencia del Salor: hacia la zona Sur del término, la presencia del Salor, afluente del Tajo, posibilita la instalación de varios asentamientos, que aprovechan los numerosos arroyos que vierten sus aguas desde la penillanura hacia este río. La existencia de fuertes pendientes y la escasa calidad del suelo dificultan el laboreo encontrándonos, de este modo, sociedades ganaderas que al mismo tiempo controlan una vía de comunicación importante, que conectaría las llanuras broceñas con la Sierra de San Pedro.
- Poblamiento en la penillanura: en segundo término, encontramos una serie de asentamientos enclavados a orillas de pequeños arroyos o en la cercanía de pozos y que basarían su riqueza en la explotación agrícola (cereales). Diferentes pruebas polínicas y faunísticas realizadas en áreas similares a la que estudiamos[13], confirman la presión ejercida por el hombre sobre el territorio en esta época. De este modo, se iniciaría un proceso de “roza y quema”, eliminando el primitivo bosque de encinas para ser sustituido por un ecosistema arbustivo, de matorral y pastos, mucho más efectivo para el laboreo y el pastoreo. El resultado es la presencia en Brozas de grandes áreas desarboladas, conocidas como “Los Llanos” y que conforman un espacio de secular aprovechamiento cerealícola y trashumante.
- Emplazamientos elevados: en último término, existen dos yacimientos enclavados en cerros, que cuentan con una abundante presencia de agua, a través de la explotación de pozos subterráneos y que presentan un carácter estratégico fundamental. Nos referimos a los asentamientos de Brozas y Cabeza de Araya, situados a 439 y 521 metros, respectivamente, y que se corresponderían con un salto cualitativo en la tipología del poblamiento, ya que, además de unas mejores condiciones defensivas, inherentes a la topografía del lugar, dispondrían de un control visual directo sobre el territorio circundante, así como el dominio estratégico sobre los vados más importantes del Salor y otros afluentes del Tajo. En definitiva, condiciones muy adecuadas para el dominio de importantes producciones agrícolas y ganaderas, así como para el control de un territorio cada vez más articulado.
A partir de la llegada de los romanos a la Península, se producen
cambios fundamentales en la organización del territorio. En primer lugar, las
luchas entre los pueblos indígenas y las legiones de Roma originan la
destrucción y el abandono de numerosos enclaves. De este modo, si observamos el
mapa 3, podemos comprobar que, de los trece asentamientos catalogados como
pertenecientes a pueblos prerromanos en el término de Brozas, solamente cinco
muestran restos de la dominación romana: Brozas, Cercados del Hacho, San
Gregorio, Araya y Aldonza.
El segundo elemento que debe destacarse es la aparición de nuevos
poblamientos, asociados a la creación de una calzada, que atraviesa el área de
estudio en dirección SE-NO, y que formaría parte de la vía de comunicación
entre Norba Caesarina y Olisipo[14]. La aparición de
esta ruta supondría la construcción de mansiones y stationes, pequeños núcleos
distribuidos a lo largo de la calzada con el objetivo de ofrecer reposo a los
viajantes y abrevadero a los animales[15]. En este contexto,
dentro del término de Brozas aparecen documentados cinco asentamientos
dispuestos a lo largo de la vía, que se localizan en las cercanías de arroyos y
pozos y que muestran restos de sillares, muros, molinos, ímbrices, tégulas,
monedas, etc.
El abandono de antiguos asentamientos, la superposición de algunos poblados
y la aparición de nuevos enclaves en la época de dominación romana obedece a
tres factores básicos: la posibilidad de encontrar fuentes de agua permanentes,
el control estratégico del territorio, y la potenciación de la ganadería,
fundamentalmente la cría de caballos. El primero de estos aspectos se pone de
manifiesto si comparamos los mapas de asentamientos. De los cinco poblados
indígenas “colonizados” por los romanos, tres de ellos se localizan en la zona
de influencia granítica, con abundantes recursos hídricos; mientras otros siete
yacimientos, localizados en la penillanura desaparecen o son abandonados, como
consecuencia de la escasez y la intermitencia de las precipitaciones, que
provocan el agotamiento de los acuíferos superficiales, impidiendo el
desarrollo de las actividades humanas.
La explotación del agua juega, asimismo, un papel fundamental en el carácter
defensivo de algunos asentamientos y en el desarrollo de la ganadería. Así, los
romanos mantienen el enclave de Brozas como medio para controlar el territorio,
sirviéndose de su posición elevada y la presencia de un gran número de pozos y
fuentes subterráneas en la población.[16] En cuanto a
la ganadería, “el caballo lusitano desempeñó un determinante papel en
las explotaciones pecuarias debido sobre todo a la importancia alcanzada por la
caballería en un momento de luchas frecuentes a partir del Bajo Imperio”[17]. Así, las tierras
de Brozas, junto a las de otras zonas extremeñas, serán utilizadas para la cría
de caballos, concentrándose en las dehesas del Norte del término, donde se han
encontrado restos de lo que parece ser una villa agropecuaria, asociándose esta
actividad a la explotación de las aguas subterráneas y, sobre todo, a la
posible existencia de una charca en las inmediaciones de Brozas, construida por
los romanos y que serviría como abrevadero a las grandes yeguadas[18].
A partir de la desaparición del Imperio Romano de Occidente, se produce un
abandono generalizado de grandes zonas de la geografía extremeña, como
consecuencia de la inseguridad en las zonas rurales y la ubicación de los
invasores visigodos en zonas más fértiles. De igual modo, la falta de pruebas
documentales y arqueológicas impiden comprobar el nivel de poblamiento
existente en la zona durante la dominación árabe, aunque algunos indicios
permiten aventurar el mantenimiento de una fortaleza musulmana en Brozas[19].
Este panorama de desconocimiento se rompe a partir de la Reconquista, acaecida
a principios del S. XIII durante el reinado de Alfonso IX de León, que se
plasmará en dos acontecimientos fundamentales para el devenir histórico de
Brozas: por un lado, la creación de la Orden Militar de Alcántara, a la que el rey
leonés concederá la zona Oeste altoextremeña; por otro, la creación de un
núcleo estable de población en el área de estudio, convertido en Encomienda
Mayor de la Orden
a finales del S. XIII, y que permitirá el desarrollo demográfico, urbano,
económico y territorial de Brozas hasta convertirla en una de las principales
agrovillas de la
Extremadura moderna.
5. Agua, economía y sociedad: el proceso de expansión
a partir de la Reconquista
citado en el punto anterior tiene su base, indudablemente, en el
aprovechamiento de los recursos económicos existentes. En este proceso el agua
juega un papel fundamental, ya que su extracción, almacenamiento y
aprovechamiento son claves en el desarrollo de la agricultura y la ganadería,
bases de la economía local, la aparición de algunas actividades industriales y,
por supuesto, el régimen alimenticio y las condiciones higiénico-sanitarias de
la población brocense del Antiguo Régimen.
Por este motivo, dentro de este punto trataremos de determinar la influencia
del agua en los principales sectores económicos, así como su relación con dos
aspectos básicos para las sociedades pre-industriales, la alimentación y la
salud, incidiendo especialmente en la aparición de un proceso de control y
almacenamiento de aguas en charcas y lagunas, proceso que permitirá incrementar
la presión demográfica y económica sobre el territorio al asegurar, de forma
casi continua, el abastecimiento para la ganadería, la industria y las fuentes
de alimentación.
5.a) Agua y subsistencia: la primera cuestión que debemos
abordar en este apartado se basa en el estudio de las relaciones existentes
entre el agua y tres productos básicos: el pan, las hortalizas y el pescado
fresco, los cuales, junto a la carne, compondrán la dieta alimenticia del
Antiguo Régimen en el área de estudio. Si durante la Edad Media el
componente cárnico jugaba un papel fundamental en la aportación de calorías, a
partir del S. XVI se produce un trasvase a favor de los cereales, proceso que
continuará hasta mediados del S. XIX. Según GARCÍA-DIEGO, “…el consumo
total en Extremadura será inferior a 1800 calorías (el de París en 1786 no
superaba las 2.300), y de ellas más del 60% en forma de hidratos de carbono”[20] Por este
motivo, en torno a la fabricación del pan aparece todo un proceso de
producción, almacenamiento y transformación del trigo, proceso en el que el
agua juega un papel fundamental como base para el funcionamiento de los
molinos.
Dentro del territorio brocense, la escasez de cursos de agua permanentes
dificulta la instalación de industrias harineras, planteándose un problema de
abastecimiento particularmente grave. Así lo expresa la Copia de la Real Facultad
concedida en 20 de marzo de 1755
a favor de C. Antonio Vicente de Arce: “…reconociendo
la escasez de aguas y cuan ordinaria falta que había en ellas en esa villa y su
término así para las personas como para los ganados, molinos, legumbres y
huertas al igual que para los ganados de labor y demás vacuno de cría que
entraban a pastar la dehesa de invernadero que se llama de Vaqueril.”[21] En este
documento se constatan los problemas de la población brocense para acceder a
los alimentos básicos, sobre todo el pan, así como las dificultades existentes
para el desarrollo de la cabaña ganadera en una de las principales dehesas
boyales de Brozas, El Vaqueril, como consecuencia de la falta de masas de agua
permanentes, tan alejadas del pueblo que: “…Se veían precisados a
buscar el agua para beber a distancia de dos o tres leguas, y que en cuanto a
las moliendas sucedía lo propio por estar el río Tajo a distancia de tres
leguas largas de camino muy penoso; teniendo la incomodidad de caminar seis
leguas de ida y vuelta y detención algunas veces de tres y cuatro días con el riesgo
de faltarles el sustento del pan y de contando la pérdida de mucho tiempo que
se consumía y gastaba en esa distancia…”[22]
Se pone de manifiesto, por tanto, la necesidad de crear una serie de fuentes
de abastecimiento permanentes, que garanticen la producción harinera para la
población. Así se resuelve en la citada Orden: “…ante los problemas
expuestos habían resuelto expender su caudal en beneficio del público para
evitar estos inconvenientes sin perder por este medio sus intereses edificando
y fabricando una alberca o charca con tres molinos harineros en el sitio que
llaman la fuente del Zahar y regato de Jumadier; que solo corre cuando llueve
término y jurisdicción de esta villa ocupando de cincuenta a sesenta fanegas de
Baldío casi inútiles y de poca importancia y que pertenecían a esa referida
Villa y a la de Navas…; con lo que se conseguía el tener los molinos harineros
necesarios, a distancia de una legua de Brozas y poco más de media de las Navas
de camino llano inmediatos a las haciendas de muchos vecinos de ambos pueblos y
que podían hacer sus moliendas…”[23]
El resultado de esta Orden será la construcción de dos charcas, denominadas
Arce de Arriba y Arce de Abajo que forman parte del conjunto de lagunas
construidas en el término de Brozas, lagunas que se convertirán en el principal
medio de acumulación y explotación de los recursos acuíferos en nuestra zona de
estudio, garantizando el abastecimiento de pan y, por consiguiente, el
mantenimiento de la población.
Junto al pan, los productos hortícolas, verduras y legumbres constituyen el
elemento esencial dentro de la dieta mediterránea, dificultando la aparición de
enfermedades y diversificando el aporte de vitaminas y minerales. La
importancia de este tipo de alimentos se plasma en la preocupación de los
gobiernos ilustrados, que en diversos informes y cuestionarios inciden en el
estado del abastecimiento de hortalizas a la población. Es el caso del Interrogatorio
de la Real Audiencia
de Extremadura, que presenta una cuestión (la número XXXVI) en la que se
requiere información sobre “si hay huertas que se rieguen, y qué
especies de legumbres se suelen sembrar, o plantas si están arboladas de que
árboles, qué frutas abundan, su calidad, o la causa de no estarlo”[24]. Tradicionalmente,
en áreas de secano como la que estudiamos, las zonas de huertas se localizan
alrededor del casco urbano, basando su explotación en la presencia de ríos y
arroyos o la extracción de aguas subterráneas. En este contexto, la existencia
de un gran número de pozos y fuentes en Brozas debería favorecer la aparición
de grandes zonas de huertas y el abastecimiento continuo de productos
vegetales; sin embargo, la realidad parece ser bien distinta, a tenor de la
respuesta recogida en el Interrogatorio: “no ay huertas de riego
perenne con que surtirse el pueblo de legumbres y frutas, sólo ay algunas que
se riegan a brazo de fuentes de pozos de poco agua y huertas de regadío en las
dos riberas de Jumadier y Greña por las presas o charcas que ay en ellas”[25] Se pone de
manifiesto, por tanto, que la escasez de recursos hídricos debe ser subsanada
mediante la explotación de las charcas y lagunas refiriéndose, en este caso, a
la creación de zonas de riego y el abastecimiento de productos vegetales
frescos para la población broceña.[26] Así se recoge
en la Copia de la Real Facultad
concedida en 20 de marzo de 1755
a favor de C. Antonio Vicente de Arce, referente a las
charcas de la ribera de Jumadier “…y además hacer una huerta cercada
de hortalizas y frutales en el terreno suficiente del mismo Baldío que se
riegue con las propias aguas(…) con lo que se consigue que el pueblo tenga el
abasto suficiente de hortaliza y frutos sin que carezca de estas especies sin
que tengan la penalidad de acarrearlas de otros pueblos…”[27]
La presencia de espacios lagunares en nuestra zona de estudio permite, en
último término, contar con una fuente muy importante de pescado fresco,
fundamentalmente tencas y pardillas. En el Antiguo Régimen, las autoridades
locales velaban por el abastecimiento para sus lugares de los productos de
consumo básicos: granos, carne, aceite, vino, jabón y pescado. En el caso del
pescado, el gran consumo era debido, además de por su valor nutricional y
gastronómico por razones morales. Según BRAUDEL “…el pescado es tanto
más importante cuanto que las prescripciones religiosas multiplican los días de
vigilia (166 al año, entre ellos la
Cuaresma de un extremado rigor). Durante estos días, sólo a
los enfermos puede venderse carne, huevos o aves y ello con un doble certificado
del médico y el cura…, lo que produce una enorme necesidad de pescado fresco,
ahumado o salado”[28]
Como ocurre en el caso de las hortalizas, los diferentes informes elaborados
por el Estado reflejan la importancia del abastecimiento de pescado fresco. En
el caso del Interrogatorio de la Real Audiencia, la cuestión XXXVIII hace referencia
a “si hay ríos, fuentes o pantanos, y si se cría alguna pesca en
ellos, a quién pertenece…”[29] En este
contexto, la presencia en Brozas de varias charcas, dedicadas entre otras
funciones a la extracción de peces y, sobre todo, la existencia de la Laguna de Propios,
perteneciente al Concejo y localizada a menos de 1 kilómetro del núcleo
urbano debiera permitir el abastecimiento de pescado fresco. La respuesta no
deja lugar a dudas: “en esta jurisidizión no ay río perenne, pantano o
fuente abundante, sólo las dos charcas en las riberas referidas, cuia pesca de
tencas y pardillas es pribativa de sus dueños, y la charca de propios mediata
al pueblo que sirve de abrebadero a los ganados y su pesca pertenece a los
propios”[30] De este modo,
vuelve a ponerse de manifiesto la importancia de embalses y lagunas en el
desarrollo de las actividades económicas broceñas constituyéndose en torno a la
explotación de la tenca todo un sistema de producción, pesca y consumo.[31]
5.b) Agua y ganadería: junto al abastecimiento de productos
básicos, los recursos hídricos han ejercido una notable influencia en el
desarrollo de las actividades agrarias. La irregularidad climatológica y la
escasa profundidad de los suelos broceños condicionan las prácticas agrícolas,
que se basarán en la siembra de cereales destinados al autoabastecimiento y un
descanso continuo en los sistemas de cultivo, para evitar la degradación de los
suelos. La falta de rendimientos óptimos en la agricultura, unido a la
concentración de propiedades en manos de unas pocas familias y las políticas de
fomento de la ganadería originan el auge de esta actividad, que se convertirá
en el motor principal de la economía broceña durante varios siglos, a través
del desarrollo de las prácticas trashumantes y la explotación de charcas y
lagunas, imprescindibles para abrevar a miles y miles de cabeza de ganado.
Tabla 4: Distribución de la
cabaña ganadera. Brozas, 1752-1856
Cabaña
|
1752
|
1790
|
1856
|
Vacuna
|
2645
|
3501
|
4856
|
Ovina
|
26929
|
27797
|
35000
|
Caprina
|
5516
|
2500
|
2756
|
Porcina
|
4158
|
4000
|
4165
|
Fuente: MELÓN JIMÉNEZ,
M.A.: Extremadura en el Antiguo Régimen. Economía y sociedad
en Tierras de Cáceres, 1700-1814. 1989, Mérida.
Como podemos observar, a finales del S.XVIII se concentran en los campos de
Brozas más de 30.000 cabezas de ganado, principalmente ovejas, pertenecientes a
ganaderos trashumantes de Madrid, Segovia o La Rioja, así como a los grandes terratenientes
locales. Junto a los rebaños lanares, encontramos cabras, con un componente
industrial muy importante (curtidos y pieles), cerdos, fundamentales para
completar la dieta alimenticia de la población y vacas, dedicadas
fundamentalmente a las labores agrícolas.
La presencia en Brozas de una cabaña ganadera tan importante origina la
necesidad de crear un sistema de abastecimiento perenne, fundamental para el
mantenimiento tanto de las reses trashumantes como de las estantes. Como se ha
descrito con anterioridad, la irregularidad pluviométrica y la falta de
corrientes de agua cercanas a la población dificultan el desarrollo de las
actividades ganaderas. Así se expresa en la Orden de 1755: “y por este motivo los
ganados de labor y demás vacuno de cría que entraban a pastar la dehesa de
invernadero que se llama de Vaqueril, se veían precisados a buscar el agua para
beber a distancia de dos o tres leguas, en ida y vuelta aniquilándose el tiempo
preciso para el pastoreo a unos y a otros sin poderse fecundar sus crías”[32]De este modo,
resulta imprescindible construir una serie de puntos de abastecimiento que
eliminen el problema de los largos recorridos y favorezcan el incremento y
mejora de la ganadería. En el caso de Brozas, el problema se solucionará
mediante la construcción de charcas, embalses artificiales utilizados como
abrevaderos, función que han conservado hasta nuestros días y que se localizan
en distintas partes del término municipal, en dehesas boyales (como es el caso
de las Charcas de Arce, fundamentales para el abastecimiento del ganado de
labor), en las inmediaciones de cañadas y cordeles trashumantes
(particularmente interesante es el caso de la charca de Brozas, situada en uno
de los descansaderos que jalonan la Cañada Real de las Merinas) o en las grandes
propiedades (como la charca de Araya, situada en una de las encomiendas de la Orden de Alcántara)
5.c) Agua y salud: en último término, una vez analizada la
influencia del agua en los asentamientos y en el desarrollo económico local, es
necesario establecer las relaciones entre los acuíferos y las condiciones de
salubridad de la población brocense haciendo referencia, fundamentalmente, a
las aguas estancadas de la
Charca de Propios, situada a menos de 1 kilómetro del casco
urbano y que ha jugado un papel determinante en el desarrollo de las
actividades cotidianas de la zona de estudio.
Las condiciones climáticas que soporta Extremadura durante buena parte del
año, junto con la necesidad de mantener lagunas en las dehesas y ejidos vecinos
como abrevadero del ganado, facilitaba la presencia de fiebres palúdicas en la
mayoría de la región, convirtiéndose con ello en uno de los componentes
principales de la morbilidad. Aun cuando se conocían los efectos perniciosos
que la presencia de aguas estancadas tenía sobre la salud de una población, la
teoría miasmática vigente hasta el siglo XIX era errónea; como ejemplo
significativo es el informe elaborado en 1803, coincidiendo con un temporal de
lluvias, por el médico titular de la villa, d. Judas Navarro, acerca de los
peligros derivados de la laguna: “Las miasmas que producen de un modo
universal la calentura, son las que por la acción del calor se levantan de los
pantanos, lagunas o charcas, o de territorios húmedos (…) Las sustancias
vegetales engendradas en las lagunas se pudren, cuando por falta de renovación
de agua y calores continuadas se ha reducido el agua a mui poca cantidad;
perecen los peces porque el agua, elemento de su conservación, adquiere
impureza y qualidad contraria. Puesta en este estado el agua, vegetales (monte
en este país), y los peces muertos, pueden formar el miasma, que comunicado a
la atmósfera produzca una epidemia. La charca de Brozas presenta en el día
alguna impureza en sus aguas, pues se ve que se mueren los peces: los vegetales
han adquirido degeneración pútrida, luego debemos recelarnos de los efectos
anunciados. Para evitarlos se presentan dos medios:
primero, dar corriente o extinguir el agua; segundo, disminuir el pábilo
de vegetales y peces. El primero es impracticable, y su evacuación daría origen
a más calamidades, pero el segundo puede asegurarse disminuyendo el monte con
instrumentos a propósito y de modo que no se revuelva el cieno, sacando todos
los días las tencas muertas y enterrándolas; pescando todos los días hasta
aniquilar todo animal, si es posible”[33].
Como podemos comprobar, la cercanía de una masa de agua estancada supone, a
juicio de los facultativos de la época, un peligro para la salud pública. En
este sentido, si observamos las causas de mortalidad de la población brocense
entre 1841 y 1860, podemos comprobar que el 28,4% se asocian a enfermedades
infecciosas, fundamentalmente las denominadas “intermitentes” (calenturas,
continuas, intermitentes, inflamatorias, pútridas, convulsivas, etc. en las
anotaciones parroquiales) A pesar de que, en un primer momento, la
clasificación de este tipo de dolencias pudiera parecer difícil, es bastante
probable que gran parte de los casos registrados se debiesen al paludismo que,
aunque no aparece con tal nombre en ninguna de las defunciones anotadas,
afectaría a buena parte de la población brocense de forma endémica, por la
cercanía de la gran laguna de la villa, foco de proliferación de los
mosquitos anopheles, responsables del contagio de las fiebres
palúdicas[34].
La importancia de esta enfermedad y su influencia en la población queda
reflejada en el siguiente texto: “hombres que deben ser vigorosos por
su contextura y que aparecen demacrados, anémicos y con el triste, sucio y
terroso color característico de esta enfermedad. Mujeres todas feas, oscurecida
su tez por igual razón, ajadas prematuramente e incapaces, éstas lo mismo que
aquéllos, para sostener el vigor de una raza, y muy aptos en cambio para
degenerarla”[35] Se confirma,
de este modo, que la cercanía de la laguna de propios con respecto al núcleo
poblacional supondrá una influencia perniciosa para la salud pública,
influencia que no se superará hasta bien entrado el S. XX, cuando las
actuaciones de las Juntas de Sanidad y los avances higiénico-sanitarios
permitan erradicar el paludismo de las zonas rurales extremeñas.
NOTAS:
[1] En la mitología egipcia Osiris resucita
saliendo de las aguas del Nilo, cuyo guardián es Khum. En la religión asiria,
Ea es la diosas de los ríos, formando parte junto a la tierra y el cielo de la
trilogía sagrada. Los griegos cuentan con Poseidón, dios de los mares y
Afrodita, surgida de las aguas y representante de la belleza y el amor.
[2] La importancia del agua en el mundo romano
se manifiesta claramente en el tratado de Arquitectura de Vitrubio, que en el Capítulo
6 del Libro 8 establece:“Pero si no hay fuentes donde poder conectar los
conductos del agua, es preciso cavar pozos… Y si el terreno es muy duro, o las
venas de agua se hallan a mucha profundidad… entonces hay que recoger la
cantidad de agua procedente de los techos y de los lugares elevados”. Al
mismo tiempo, Frontino en su obra Los Acueductos de Roma, recoge el carácter
público del agua manifestando “que ningún particular ensucie con mala
intención el agua allí donde sea de uso público. Si alguien la ensucia, que se
le imponga una multa de 10.000 sestercios”.
[3] BARRIENTOS ALFAGEME, G. :“Geografía de
Extremadura” en Extremadura, la Historia. Volumen
I. Mérida, 1997.
[4] RODRÍGUEZ AMELIA, D.: La
penillanura Cacereña. Tesis Doctoral. Universidad de Extremadura.
Cáceres, 1985.
[5] MAPA 1
[6] JULIVERT et Alt.: Mapa tectónico
de la Península
Ibérica y Baleares. Servicio de publicaciones
IGME. Madrid, 1974
[7] Diversos estudios geológicos ponen de
manifiesto que la zona Oeste de la Península Ibérica es, junto a Irlanda y el Norte
de Europa, el primer territorio emergente en el continente europeo hace más de
400 millones de años.
[8] VV.AA.: Mapa Geológico de
España. Hoja 677, Brozas. Escala 1/50.000. Instituto Geológico y
Minero de España. Madrid, 1984.
[9] BARRIENTOS ALFAGEME, G.: op. cit.
pág. 22
[10] El número de días lluviosos es un dato
muy importante a la hora de definir la situación climatológica de una estación.
En este sentido, las zonas oceánicas cuentan con una media de 225 días de
lluvia al año, dato que contrasta con los 123 días del clima mediterráneo y,
por supuesto, los 83 de la estación de Brozas, que se encuentra muy cerca de la
influencia continental, con apenas 75 fenómenos de precipitación al año.
[11] La
ETP es la cantidad de agua que debería evaporarse en función
de una insolación y unas temperaturas determinadas. Esta cantidad es ficticia,
ya que en muchos meses el nivel de agua existente es menor al evaporable. De
este modo, incluimos el término de ETR (Evapotranspiración Real), cantidad de
agua que realmente se evapora.
[12] ENRÍQUEZ NAVASCUES et Alt.: La Prehistoria. De
los orígenes al contacto con el mundo romano en Extremadura,
la Historia. Volumen
I. Mérida, 1997.
[13] Dentro del conjunto extremeño, los
estudios sobre la importancia de los asentamientos en la Edad del Bronce se basan en
el yacimiento del Cerro del Castillo de Alange, estableciéndose diversos
análisis polínicos y paleoantracológicos que demuestran un proceso de
degradación vegetal, una presión del pastoreo sobre zonas boscosas y el
incremento de las tierras de cultivo en la margen derecha del Guadiana.
[14] A pesar de que esta calzada pertenece a
la red secundaria de comunicaciones dentro de la Lusitania, cuenta con
uno de los mayores monumentos del arte romano, el Puente de Alcántara,
construido en el S. I d.C. por el arquitecto Julio Lácer en honor del emperador
Trajano. Dentro del puente aparece una lápida conmemorativa nombrando a los
pueblos indígenas que sufragaron y construyeron esta obra de ingeniería, entre
los que podemos encontrar a Tongobriga y a Mapalia que, según diversos
indicios, se corresponderían con los primeros pobladores de Brozas.
[15] Dentro de las calzadas, cada mansión se
localizaba a la distancia de una jornada de viaje, mientras las stationes se
ubicaban a media jornada.
[16] CARRASCO MONTERO en su obra “La Catedralina de Santa
María de la Asunción”
considera posible que la evangelización del territorio brocense se efectuase a
partir de la superposición de la iglesia de Santa María sobre un antiguo templo
dedicado a la diosa de las aguas, basándose en la presencia del Pozo de la Virgen en las inmediaciones
de la parroquia, un pozo que a pesar de las frecuentes sequías de los últimos
lustros, no se ha secado nunca. De este modo, puede constatarse la existencia
de un núcleo de población en Brozas durante la dominación romana.
[17] ESTEBAN ORTEGA et Alt.: La Romanizaciónen Extremadura,
la Historia. Volumen
I. Mérida, 1997.
[18] Aunque no existen pruebas arqueológicas
que demuestren la antigüedad de la charca de Brozas, la aparición de objetos en
las inmediaciones de la laguna, la importancia histórica de este espacio como
abrevadero y la existencia de una pared primitiva nos permite aventurar la
teoría del origen romano de esta obra.
[19] Entre los indicios más consistentes
encontraríamos la aparición de un núcleo musulmán en Alcántara que se
utilizaría, junto a Brozas y otras fortificaciones paralelas, para la defensa
de la línea del Tajo.
[20] GARCÍA-DIEGO, José A.: Presas
antiguas de Extremadura. Fundación Juanelo Turriano, 1994.
[21] A.H.P. de Cc. sec. municipal de
Brozas: Copia de la
Real Facultad concedida en 20 de marzo de 1755 a favor de C. Antonio
Vicente de Arce para construir las charcas y molinos harineros llamados de
Arce, radicando en este término jurisdiccional de Brozas.
[22] A.H.P. de Cc. sec. Municipal de Brozas:
op. cit. Pág. 1
[23] A.H.P. de Cc. sec. Municipal de Brozas:
op. cit. Pág. 1
[24] RODRIGUEZ CANCHO, M. et Alt.: Interrogatorio
de la Real Audiencia.
Extremadura a finales de los tiempos modernos. Partido de
Alcántara.Asamblea de Extremadura, 1993. Mérida.
[25] RODRÍGUEZ CANCHO, M. et Alt.: op. cit.
pag. 246
[26] En este contexto, desde mediados del S.
XIX se desarrollará un espacio de regadío aprovechando las aguas de la charca
de Greña, a 3
kilómetros del núcleo urbano, que mantendrá su actividad
hasta 1960.
[27] A.H.P. de Cc. sec. Municipal de Brozas:
op. cit. Pág. 2
[28] BRAUDEL, F.: Civilization
materielle et capitalisme. Armand Colin, 1963. París.
[29] RODRÍGUEZ CANCHO, M. et Alt.: op. cit.
pag. 16
[30] RODRÍGUEZ CANCHO, M. et Alt.: op. cit.
pag. 245
[31] Sobre la explotación de la tenca en
Brozas recomendamos la lectura del trabajo de GARCÍA BARRIGA, F.: Aguas
estancadas y pesca en la
Extremadura moderna: los casos de Brozas y Arroyo de la luz
(Cáceres) presentado en los XXXI Coloquios Históricos de
Extremadura, trabajo que obtuvo el premio en la categoría de jóvenes
investigadores y que ilustra de modo acertado las condiciones ambientales,
económicas y sociales de la pesca en las poblaciones de Brozas y Arroyo de la Luz.
[32] A.H.P. de Cc. sec. Municipal de Brozas:
op. cit. Pág. 1
[33] A. H. P. de Cc. sec. Municipal de
Brozas, Libros de Actas Capitulares, nº 92 (1803).
[34] A pesar de la influencia perniciosa de la
charca en la salud local, la importancia económica de la laguna evitó cualquier
propuesta de drenaje, al que si se vieron sometidas las charcas de Alcántara y
Garrovillas situadas, al igual que la de Brozas, en las inmediaciones del casco
urbano.
[35] CORTEZO, V.Mª.: Algo sobre
paludismo. en “Siglo Médico” Madrid, 1905, pp.
510
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