Enrique Cerrillo Cuenca publicó este trabajo en 199, en la revista Zephyrus, nº 52.
Conocida también como Cueva del Oso, El Conejar debe su nombre a la existencia de una edificación cerca de la boca de entrada, dedicada a corral de conejos. Esta cueva se encuadra en lo que actualmente es la Urbanización Vistahermosa.
En este trabajo el autor considera la edad de los materiales arqueológicos hallados, incluyendo la paleofauna, del IV o V Milenio, en un contexto en el que las poblaciones empiezan a sedentarizarse y donde hay cierta influencia litoral atlántica.
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