Utilizo esta imagen para ilustrar la evolución de un río como el Guadiana. Cuando circulamos por las carreteras cercanas a cualquier cauce, especialmente si éste es de gran caudal solemos verlos dentro de sus límites habituales, salvo en periodos de avenidas o riadas. No obstante, debemos abstraernos e imaginar que estos ríos pueden salirse de sus límites hasta extremos insospechados. En la ortofoto se ve el río Guadiana (flechas blancas de trazo grueso), circulando por las vegas de Medellín, cuna de Hernán Cortés, prácticamente en el centro de la imagen. El río discurre en diagonal, de NE a SO y cruza entre dos pequeñas serrezuelas. La que está más al norte, donde se encuentra el restaurante Quinto Cecilio, ha sido bordeada por el norte por el río: aunque parezca mentira, el Guadiana, quizá en épocas de grandes, grandísimas inundaciones, hace tanto tiempo (miles, quizá decenas de miles de años) que resulta indescriptible a escala humana. Prueba de ello son los canales fósiles (como la quebrada -o arroyo secundario- de la Galapaguera) que se observan a ambos lados de dicha sierrilla (flechas de trazo fino).
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Qué curioso! Siempre pensé que era un arroyo que se unía al Guadiana. Antes de volver a desembocar al río hay un precioso puente romano, pequeño, pero bien conservado, que resulta muy chocante por encontrarse en medio de las parcelas de cultivo de regadío. En su época, la Quebrada de la Galapaguera, unida al arroyo Caganchez (curso fluvial de ilustre apellido)debió ser un punto difícl de vadear, que obligó incluso a la construción de ese puente. Recuerdo de pequeño que en la tabla que hay al cruzar la carretera se veían siempre fochas y fue el primer sitio donde las ví. De hecho funciona como una laguna...aunque en las últimas décadas las eneas han invadido todo su cauce.
ResponderEliminarAdemás, en las cercanías, hacia Santa Amalia, hay restos de enterramientos y probablemente una pequeña villa romana. Este río debió liarla más de dos veces. Un sitio curioso.
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