Este riesgo, de origen mixto, se asocia en Extremadura a las zonas que han sufrido una importante deforestación y la utilización de técnicas de cultivo defectuosas. En el caso de la deforestación, Extremadura, a pesar del gran patrimonio que aún conserva, comienza a dejar ver un grado importante de erosión (en algunos casos supera las 200 toneladas de suelo edáfico perdidas por cada hectárea y año), asociada sobre todo a zonas montañosas (Valle del Jerte, Sierra de Gredos, Sierra de Gata, Sierra de Altamira, Sierra de Montánchez y Sierra de las Villuercas). En la provincia de Badajoz la erosión es sensiblemente inferior a Cáceres, ya que nunca se llegan a las 200 Tm/Ha/año.
Su predicción se realiza a través de los mapas de erosión potencial y de los mapas de estados erosivos.
Su prevención se debe llevar a cabo principalmente a través de planes de repoblación (que han comenzado a desarrollarse hace poco tiempo) unidos a una eficaz vigilancia forestal para evitar los incendios (que actualmente se ejecuta a través de los Planes INFOEX) y, en segundo lugar, con la realización de embalses que laminen las avenidas y su erosión derivada.
La sedimentación (o aterramiento) se produce sobre todo en las infraestructuras hidráulicas de nuestra región (embalses, canales y acequias de nuestros sistemas de riego), alcantarillado de las ciudades, etc. Se debe esencialmente a la falta de cobertura vegetal del territorio, lo que facilita enormemente el incremento de la erosión superficial, depositándose los materiales en suspensión en aquellos lugares propicios para ello (embalses, presas, cauces, canalizaciones, etc.).
Su predicción y prevención son idénticas que para la erosión, a lo que debe sumarse el buen mantenimiento de los sistemas de riego.
Mapa de áreas con riesgo cualificado de erosión.
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