Este es un riesgo de origen mixto, ya que se asocia a la construcción de obras civiles.
Las zonas más vulnerables del territorio son las definidas para los movimientos de ladera (de origen natural) y, por extensión, aquellos terrenos que por las circunstancias inherentes a la obra civil (desmontes, túneles, etc.), más inadecuados estudios geotécnicos y de mecánica de suelos, y con el agua y la gravedad como desestabilizadores del equilibrio inestable de tales actuaciones sobre la gea, provocan su desprendimiento (caso de rocas) o deslizamiento (caso de materiales incoherentes).
Se puede incluir, por lo tanto, toda la zona de materiales terciarios (terrazas y vegas aluviales de los ríos Guadiana y afluentes, así como las de alguno de los afluentes del Tajo), las zonas de sierras paleozoicas (San Pedro - Montánchez, Villuercas y Sierra Morena), donde la presencia de litologías alternantes (materiales con diferente consistencia y coherencia) facilita enormemente su inestabilidad cuando se los excava. Existen también problemas de este tipo en la comarca de Las Hurdes, donde las pizarras dificultan enormemente su estabilización. Otras litologías no dejan de ser menos vulnerables, como en los contactos entre las masas graníticas y sus encajantes, principalmente si son pizarras (Complejo Esquisto-Grauváquico).
Se han hecho estudios puntuales en algunas comarcas, como el incluido en la tesis doctoral de Rosa María Carrasco, referida al Valle del Jerte, de donde proviene el mapa que presento a continuación. Es un ejemplo de los condicionamientos tectónicos de este tipo de riesgos, ya que por este valle discurre de manera continuada la falla de Plasencia, que incluye un importante cortejo de fracturas, desencadenantes de desequilibrios en las laderas.
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