martes, 7 de diciembre de 2010

Los riesgos geológicos en Extremadura (V).

Subsidencias naturales

Las subsidencias naturales pueden tener dos orígenes: sísmica y kárstica.

La subsidencia debida a fenómenos sísmicos se denomina también licuefacción y se produce en suelos limosos y areno-limosos no cohesivos y saturados en agua. En Extremadura se podrían ver afectadas áreas situadas en las cuencas terciarias, sobre todo las Vegas Bajas del Guadiana (entre Mérida y Badajoz).

En cuanto a las subsidencias kársticas, se producen por hundimientos en paleokarsts debido al colapso de rellenos arcillosos o de la propia estructura kárstica. Un lugar predecible, en el que ya se han observado efectos de este tipo, lo constituye El Calerizo de Cáceres, donde esta subsidencia puede tener carácter mixto, ya que parece haber sido inducida puntualmente por la extracción abusiva de agua subterránea del acuífero (Juan Gil y María Rosario Encinas publicaron un artículo hace bastantes años sobre este fenómeno), dejando sin consistencia al relleno, sobre el que muchas veces existe una construcción, con el consiguiente riesgo para la misma. Existen otras zonas kársticas en la geografía extremeña, como en la diagonal Olivenza-Monesterio (donde pueden apreciarse localmente hundimientos de este tipo en calizas paleozoicas pertenecientes a la Zona de Ossa Morena), en Llerena (Sierra de San Miguel), en Fuentes de León (cuevas del Agua, Lamparilla, Masero, el Caballo y Los Postes), en Alconera (Los Solapones), en Fuente del Arco (Cueva de Los Muñecos) y en Castañar de Ibor, entre otros.

La predicción de la licuefacción pasa por la elaboración del correspondiente mapa de riesgo, mientras que para la subsidencia kárstica la mejor predicción consiste en la utilización de técnicas geofísicas (microgravimetría, sísmica de refracción, calicatas eléctricas, sondeos eléctricos verticales, radar, sondeos mecánicos) apoyadas en la exploración geo-espeleológica.

Mapa de riesgo por hundimiento kárstico. Los dos puntos aislados corresponden a Cáceres y Castañar de Ibor.

La prevención de la licuefacción pasa por medidas geotécnicas, como compactaciones y pilotajes, mientras que para la subsidencia kárstica se deben realizar inyecciones de morteros para cerrar las cavidades generadas o cimentar mediante pilotes que salven las cavidades.

2 comentarios:

  1. No ha habido ninguna medida al respecto sobre los riesgos de hundimiento en la ciudad de Cáceres? Porque al parecer más de una vez se ha alertado sobre este problema en publicaciones técnicas sobre el asunto... (me pregunto si el boom inmobiliario pudo sobre todas estas dudas).

    Un saludo. Y enhorabuena por estas entradas. Qué gozada.

    ResponderEliminar
  2. Has acertado. Quien mejor conoce este tema, no obstante, es Juan Gil Montes (http://jugimo.blogspot.com/). Solo te digo que la política no se compagina con la ciencia y en este caso se ha hecho desde siempre caso omiso a la subsidencia kárstica. Hubo un estudio en los 90, de INGEMISA, que predecía algunos problemas puntuales. En el Plan General de Cáceres también se abordó el tema, pero el lobby inmobiliario-constructivo presionó lo suyo. Me enorgullezco en decir que evité construcciones encima de la Mina Esmeralda, por ejemplo, gracias a un informe que emití hace ya un año. Pero ese es otro tipo de riesgo, el minero. Parece ser que el mayor problema de subsidencia kárstica en Cáceres está hoy por hoy controlado gracias a las medidas correctoras, de tipo geotécnico, que las empresas llevan a cabo. El problema surge por los niveles freáticos, que no se tienen en cuenta y luego son causa de inundaciones y daños en estructuras (e.g., Palacio de Congresos). Saludos.

    ResponderEliminar

Mancomunidad Geominera, un ejemplo de difusión geológica.

Mancomunidad Geominera (http://www.mancomunidadgeominera.com/) es una web que nos enseña los valores geológicos y mineros de la varios puebl...