Aunque no tenga que ver directamente con la Geología de Extremadura, hacía tiempo que nos apetecía escribir sobre Floro. Porque para todo el mundo Florentino Díaz era "Floro", pues así le gustaba que le llamasen.
Lo conocimos en segundo de carrera, en el curso 1986-87, pues colaboraba en las clases de Cartografía, como también hacía Pedro Farias, junto con Juan Luis Alonso, que era el titular de dicha asignatura. Nos parecía una persona humilde y algo sarcástico, dos cualidades importantes. Desde el punto de vista profesional, era, al igual que sus compañeros, un gran enseñante. Tanto en campo como en las clases prácticas, su talante era excelente y rara vez se alteraba.
Poco más podemos contar de él, salvo un par de anécdotas: la primera, que corresponde a la lectura de su tesis doctoral, donde nos impresionó el orgullo que transmitía al defenderla, no por el jurado ni por los del gremio que estábamos oyéndole, sino por sus padres, que le escuchaban con mayor orgullo todavía, si cabe; la segunda, corresponde a un reencuentro que tuvimos con él en Badajoz, en 1999, a propósito de una comunicación que presentaba en la XV Reunión de Geología del Oeste Peninsular, titulada "Structural evidences for a pre-Variscan tectonothermal event in the Central Iberian Zone". Después de casi diez años sin saber de casi nadie de la Universidad de Oviedo, aquel reencuentro fue ilusionante, quizá por lo buen profesor y persona que fue Floro. En aquella ocasión le regalamos una esquisitez extremeña, unos bombones de higo.
Aprovechamos para adjuntar dos imágenes escaneadas del nº 47 de Geogaceta, de 2009, con permiso de la Sociedad Geológica de España, un obituario sobre Florentino Díaz García, donde sus compañeros y amigos le recuerdan con gran cariño y que creemos es extensible al sentimiento de los que fuimos sus alumnos en la Universidad de Oviedo.
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