En terrenos del Terciario, de Mérida hacia el sur, es habitual encontrarse con el caleño, que destaca respecto al resto de sus sedimentos acompañantes, por ser una masa carbonatada endurecida, cuyo origen está en lagunas continentales, no conectadas con el mar abierto.
El caleño es esa roca que todo sondista encuentra en Mérida y alrededores y donde la barrena debe hacer honor a su nombre, horadando un material que parece poca cosa a simple vista, pero que tiene una dureza considerable, si tenemos en cuenta su constitución mineral y edad geológica.
En las fotos se observa el material blanquecino, a veces con tonos rojizos (imagen izquierda), que con el tiempo, al alterarse (imagen derecha), adquiere un color pardo o pardo rojizo, cuya dureza en nada se parece al sedimento del que proviene. Estas fotos, en concreto, están tomadas al norte del casco urbano de Mérida, cerca del tanatorio. Todos los edificios de la zona deben excavar por debajo de este material, por lo que son pocos los del gremio de la construcción que, sin conocer su denominación geológica ni su caracter mineralógico, sí saben de su excavabilidad y dureza, en ocasiones a su pesar.
No debemos confundir estos depósitos con los típicos caliches que aparecen ocasionalmente en terrenos agrícolas de la Comarca de Barros, pues éstos se originan por la evaporación y consiguiente precipitación del carbonato existente en el agua de la zona encharcada.
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